viernes, 11 de septiembre de 2009

Las “armas” de Alan García

Alan García pretende hacernos creer que está preocupado por la carrera armamentista de algunos países sudamericanos. Y los grandes medios, sobre todo gran parte de la televisión, quieren convencernos de que Alan García es ahora el adalid de la paz en la región. Dice que le preocupa el armamentismo de países como Chile y Venezuela, y que es una vergüenza que se gasten miles de millones de dólares en armas.

¿Recién se ha dado cuenta Alan García de la carrera armamentista chilena?, qué, acaso tuvo una extraña lucidez mental días antes de la cumbre de UNASUR que le permitió descubrir que Chile gasta desde hace muchos años miles de millones de dólares en sofisticado armamento y que eso es una vergüenza pues con esos millones se puede luchar contra el hambre y la pobreza?.

Alan García nunca ha sido amigo de la coherencia, no por ingenuidad ni por inocencia política, sino por conveniencia política. Alan sabe que desde mucho antes de la infausta guerra del Pacífico, los vecinos del sur, han tenido como política de Estado, armarse hasta los dientes para posibilitar su histórico expansionismo.

Pero sabiendo eso, no ha tenido ningún empacho no solo en halagar la bonanza económica chilena, sino lo que es peor, en este su segundo gobierno se ha dedicado a otorgar a Chile todas las ventajas posibles que han permitido que se vayan apoderando de sectores estratégicos de la economía peruana, convirtiéndose así en un digno seguidor –también en eso- de las políticas del corrupto gobierno fujimorista.

El último presente del gobierno de Alan García a Chile ha sido el entreguista e inconstitucional TLC que negoció directa y personalmente con su par chilena y que impidió que pasara por el Congreso de la República. Además , no se ha cansado de enviar cartas a los grandes empresarios chilenos, poniéndoles en bandeja su ingreso a la economía nacional para que sigan adueñándose del país.

Y tenemos que suponer, que Alan García sabe perfectamente, que si los chilenos se siguen armando hasta los dientes, no lo hacen para pretender quitarnos territorios, ni siquiera para pelear por el pedazo de mar que vienen usufructuando ilegalmente y que ha motivado la denuncia en la Corte de la Haya ; esas son pamplinas para los chilenos.

Alan García tiene que saber y de hecho lo sabe, que si los chilenos se han gastado miles de millones de dólares en poderosas armas –dinero proveniente del cobre, que aquí en nuestro país está en manos extranjeras- es para defender los otros miles de millones de dólares que los grandes empresarios chilenos, vinculados por supuesto a la conservadora derecha política y económica pinochetista, han invertido en nuestro país.

Y precisamente, uno de los grandes responsables –no el único- es precisamente Alan García, que hoy pretende rasgarse las vestiduras por las armas que compran los chilenos, y de paso aprovecha para golpear también al gobierno venezolano. En realidad, a García poco le interesan las armas que compran los vecinos del sur. En realidad, las utilizó como pretexto para pretender desviar la atención de la cumbre de UNASUR que debió discutir y tomar una posición más firme frente a las otras armas que sí son una amenaza para toda la paz en Sudamérica, como son las siete bases que el gobierno servil de Colombia que preside Alvaro Uribe, va a entregar a los militares norteamericanos.

Y de paso, también ha pretendido levantar en algo su alicaída aprobación en la opinión pública peruana por una serie de atrocidades que ha cometido su gobierno y que tienen que ver justamente con el manejo de las armas, a lo que siempre ha sido proclive el gobierno de García Pérez. Bagua ha sido su más reciente marca, pero hay otras tan o más graves por las que algún día tendrá que rendir cuentas, y que también tienen que ver con armas, como las masacres de los penales y otras matanzas que se cometieron durante su primer gobierno.

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