Era ya el crepúsculo de aquel 15 de febrero de 1992, cuando las hordas de Sendero Luminoso le dispararon a quemarropa delante de sus hijos, arrastraron su cuerpo y luego, como para que no queden dudas de su vesania, lo dinamitaron e hicieron volar sus restos, creyendo que
así borrarían cualquier vestigio de la fecunda vida de María Elena Moyano Delgado. Para leer la nota completa, por favor haga click aquí
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