El Perú es un país privilegiado por la naturaleza, aunque mucha de esta riqueza natural ha sido sacrificada en aras de un desarrollo irracional que no repara en su necesaria sostenibilidad.
En nuestras costas muchas playas han sido destruidas para dar paso a depredadoras industrias pesqueras, que contamina las aguas marinas, ahuyenta y extermina sus especies más ricas.
En el Perú contamos con 84 de las 117 zonas de vida que existen en el mundo, la gran mayoría de ellas en la sierra rural; 28 de los 32 tipos de climas, con importantes reservas de agua dulce, hoy tan escasa en el planeta. Y ni hablar de las miles de especies animales y vegetales que nos convierten en una potencia de biodiversidad.
Mucha de esta riqueza con que la naturaleza nos privilegió, hoy está en riesgo por la presencia de la actividad extractiva ya sea minera, maderera, petrolera, gasífera. Los cada vez más voraces capitales extranjeros, la tan aclamada inversión extranjera, se ha convertido también en el enemigo principal de toda esta riqueza natural.
Por eso, es necesario no solo tomar conciencia de esta grave situación sino que esta se traduzca en acciones concretas para salvar nuestra naturaleza y contribuir así también a salvar a la humanidad de los próximos años.