jueves, 29 de noviembre de 2007

El perro del hortelano como justificación de una desenfrenada carrera privatizadora


César Hildebrant dijo hace poco que Alan García había logrado lo que parecía improbable: ponerse a la derecha de Fujimori. Y como para que no queden dudas de ello, el hombre que hace 20 años quiso estatizar la banca y se enfrentó al FMI, acaba de lanzar una especie de manifiesto en el que ha confirmado su desenfrenada carrera en pos los altares neoliberales, que debe haber empalidecido a aquellos que todavía siguen creyéndose aquello de la “Alianza Popular Revolucionaria Americana”.


¿Qué es si no entonces el artículo de Alan García publicado el domingo 28 en El Comercio, titulado “El síndrome del perro del hortelano”?. Uno solo es el hilo conductor del susodicho artículo: hay que subastar el país, hay que entregarlo todo al capital transnacional, desde las playas, pasando por las comunidades campesinas y terminando en las selvas amazónicas.


Y quienes nos oponemos a ello, somos unos incompetentes símiles del perro del hortelano, que no comemos ni dejamos comer. Así de rústico es el nivel de elaboración argumental y de simple la conclusión del mandatario que se presume moderno, globalizado y visionario.Las orejas del Presidente deben estar demasiado calientes por las voces trasnacionales que primero le susurran y luego le urgen entregar ya lo poco que le queda de patrimonio nacional a las supuestas bondades neoliberales a través de la privatización. No de otra manera puede entenderse tan afiebrada defensa de los intereses transnacionales, llegando al extremo de poner en tela de juicio verdades irrefutables.

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