domingo, 17 de agosto de 2008

Los hechos confirman el obsceno pacto apro-fujimorista

En estas mismas páginas, hicimos una advertencia, a raíz del show que montaron –guiños incluido- los gemelos Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori. Decíamos entonces que la reafirmación del pacto fujimontesinista podría “envalentonar a toda mafia que en estos últimos años ha venido siendo favorecida por la inacción del poder judicial, ha puesto en libertad a muchos de sus miembros y ha logrado una serie de beneficios para suavizar las penas impuestos. Y si a ello agregamos que el régimen actual no se ha ocupado en ocultar sus simpatías por el fujimorismo corrupto, entonces podemos entrar a una etapa de rearme y reacomodo quienes integraron una de las más grandes organizaciones delictivas de la historia política del país”.

La realidad ha sido pródiga en darnos la razón y mostrarnos que la recomposición de la mafia que saqueó al país no solo fue a su interior sino que sus alcancen han sido mayores: consolidar el obsceno pacto con el aprismo, urgido también de impunidad. Y lo han hecho quitándose la careta y dejando de lado el escaso pudor político que pueden mostrar estas dos fuerzas políticas que han llevado a niveles inmundos y repudiables el ejercicio político, y lo más repugnante, es que han pretendido mostrar esos enjuagues como una virtud que les viene de la “experiencia política”.

Descalificados e ineptos ministros como Luis Alva Castro, utilizados como mensajeros de Alan García, para negociar con el corrupto ex dictador Fujimori, los votos que permitan al aprismo seguir controlando el Congreso de la República, a través de un impresentable y mediocre legislador como Velásquez Quesquén; una mesa directiva parlamentaria integrada por fujimoristas y tránsfugas; escandalosos privilegios otorgados descaradamente al jefe de la mafia, dejando de lado, que es un reo condenado y no un simple encausado; defensas igualmente descaradas de Alan García al ex prófugo y todo un coro encabezado por la ministra de justicia Rosario Fernández –ex abogada de corruptos ligados al fujimorismo- y funcionarios del INPE, haciéndose los locos e incapaces de imponer autoridad al reo que goza de su cárcel dorada, son algunos de los hechos que muestran cómo la alianza apro-fujimorista, goza de rebosante salud.

Y como ellos mismos se encargan de proclamar a los cuatro vientos, no hay existe una oposición capaz de poner un alto a la soberbia apro-fujimorista, se sienten con las manos sueltas para seguir mostrando que su pacto continúa sin sobresaltos y que gozan de impunidad total, que es a fin de cuentas, lo que une a Fujimori y Alan García, para responder por sus crímenes y por la corrupción que son la marca indeleble de sus respectivos gobiernos.

Al respecto, también la realidad inmediata nos evita hacer mayores esfuerzos para detectar los hechos que consolidan el maridaje apro-fujimorismo: quieren colocar a un tránsfuga de UPP como presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso, desconociendo que hay un acuerdo para que dicha comisión esté en manos de la oposición; a la fujimorista Martha Moyano, como presidenta de la sub Comisión de Acusaciones Constitucionales, que tiene que decidir denuncias que incluso involucran al mismo Alan García y magistrados que tienen que ver con los procesos a los corruptos fujimoristas; se repone como vocal de la Corte Suprema al vocal Ramiro de Valdivia Cano, que durante el gobierno de Fujimori se reunió con Vladimiro Montesinos cuando era miembro del JNE para arreglar fallos a favor de la dictadura; esto sin mencionar el nombramiento de cuestionados personajes como Carlos Arana como jefe de Foncodes, a quien defienden desde Alan García hasta la ministra Susana Pinilla, pasando por Jorge del Castillo (qué tal poder de Arana!!!).

Como puede verse, la política nacional ha empezado a tener como centro de decisiones no solo Palacio de Gobierno sino la cárcel dorada de Fujimori en la DIROES. La consagración del pacto apro-fujimorista, la degradación de la política, pues todo el mundo sabe cómo la mafia fujimontesinista gobernó el país; el pacto obsceno y que goza de la impunidad, no solo por la ausencia de oposición política, sino por la debilidad de las instituciones de la sociedad civil, para rescatar la dignidad de la política. Y esto último es quizás lo más preocupante, pues si las fuerzas sanas y honestas de la sociedad dejan el terreno de la política en manos de los corruptos, el futuro democrático del país será siendo una utopía.

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